He ido madurado mi pintura desde hace 30 años, obsesionado con el color y el retrato, vengo indagando soportes e instalaciones que permitan a mi pintura conectar y transformar.
Una mirada al caribe colombiano ofrezco reflejos mágicos y dramáticos de la realidad de sus gentes, un caleidoscopio que recorta y pone juntas la alegría, el ritmo, la cultura africana y las tradiciones marítimas; como pintor hago parte de su colorido, mi papel es servir de vaso comunicante de todas sus febriles pasiones.
Los rostros de mi vida, los soñados, los conocidos y los que se asoman por las ventanas del territorio isleño, son un conjunto de vivencias y reflexiones sobre la luz, el color y la superficie, la piel mística de mis retratos surge de la textura del soporte, también el lugar donde está mi pintura es una frase constante en mi memoria, las casas isleñas, la forma de vivir y de tomar la vida.
En mi trabajo se mantienen presentes elementos del diseño y del color que se entremezclan con la creación pictórica, que se reubican en el paisaje actual de la isla; de una manera evocativa y reminiscente, otras veces como una voz de reclamo por las tradiciones que se desvanecen.